El río Llobregat es un sistema ecológico de gran importancia territorial persistente a lo largo de la historia, el cual ha estructurado los crecimientos de los asentamientos humanos y ha guiado el paso de las grandes infraestructuras que han permitido situar el Área Metropolitana en el contexto de la gran escala.

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En este territorio, el paisaje agrícola juega un papel especial al ser el sistema que pone en relación los núcleos urbanos con los sistemas naturales, actuando como un intercambiador de flujos y actividades, y disipando la intensidad urbana hasta hacerla compatible con los ritmos y ciclos del entorno natural.

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No obstante, la agricultura no parece estar reconocida como tal, no formando parte de las estructuras cívicas que enlazan zonas verdes y equipamientos con las grandes masas forestales y ecosistemas. Contrariamente, la agricultura, especialmente en Sant Vicenç dels Horts, se constituye como un tope que frena el descenso de sus ejes cívicos, los cuales estructuran la población des de las urbanizaciones que se encuentran en la montaña hasta llegar a los barrios más densificados de la llanura, superando los obstáculos de las infraestructuras del ferrocarril y la carretera vecinal. Este descenso, pues, no consigue llegar a la franja disipadora del paisaje agrícola, quien permitiría reforzar las entradas al río Llobregat, al mismo tiempo que consolidaría el frente de la población, dotándola de mayor capacidad de atracción de actividad y flujos y haciéndola partícipe de un papel significativo en la escala intermunicipal.

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Por esta razón, y aprovechando la afectación de parcelas agrícolas del nuevo trazado de la carretera vecinal recogida en el planeamiento vigente, se propone dar estructura a esta franja intercambiadora, dotándola de zonas verdes con uso intermitente del suelo (en función de los periodos de barbecho y de las necesidades de los cultivos) y de equipamientos al servicio de ésta, con la finalidad de empoderar la agricultura con inversión pública de cara a trabajar en la línea de la soberanía alimentaria, al mismo tiempo que se dotaría a la población de un nuevo encaje territorial conectando sus estructuras internas con las que conciernen a las del Río Llobregat en su conjunto.